Cuando los médicos diagnostican una enfermedad a una persona, en tan solo un instante se produce un cambio enorme en su vida, debiendo adaptarse a esa nueva situación y teniendo que asumir lo que le está pasando. Pero si a ello se suma la etiqueta de “enfermedad desconocida o rara”, y el hecho de que aún no exista una cura definitiva, la frustración y el desasosiego pueden ser enormes. Unas sensaciones que conocen muy bien las personas que sufren fibromialgia, una patología que, según los datos publicados por la Fundación para la Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica, “se estima que la sufre entre el 3 y 4% de la población, lo que se traduce en más de 1.200.000 de personas. En el 90% de los casos se trata de mujeres, siendo su inicio poco frecuente en la infancia o a partir de los 65 años”.
Pero, ¿qué es la fibromialgia?
Las personas que la padecen coinciden en señalar que sentían y sienten un profundo cansancio, agotamiento extremo… síntomas que por su aparente generalidad pueden confundir a la hora de realizar un diagnóstico correcto. Según la Sociedad Española de Reumatología (SER) la fibromialgia se identifica con “dolor en los músculos y en el tejido fibroso (ligamentos y tendones), dando lugar a un dolor musculo-esquelético generalizado y sensación dolorosa a la presión en unos puntos específicos (puntos dolorosos). Este dolor se parece al originado en las articulaciones pero no es una enfermedad articular”. Por lo tanto, se trata de una enfermedad crónica del sistema nervioso central cuya causas exactas se desconocen aunque se sabe que existen algunos factores desencadenantes, pudiendo “despertarla” en aquellas personas que ya tenían alguna anomalía a la hora de responder ante determinados estímulos.
Consejos para mejorar la calidad de vida
La frase común que suelen escuchar los enfermos al ser diagnosticados de fibromialgia es: “tienes que aprender a vivir con ella”. Puesto que aún no se ha encontrado una cura definitiva el objetivo prioritario es paliar los dolores y los síntomas que los acompañan. Algunos consejos para mejorar la calidad de vida de los afectados, según la SER, son:
- Aceptar el dolor y así evitar que domine todos los aspectos de su vida.
- Controlar en la medida de lo posible las emociones y el estrés.
- Evitar la fatiga.
- Hacer ejercicio físico.
- Relacionarse con otras personas.
- Usar con precaución los medicamentos y la medicina alternativa.
Especialmente importante es ser constante, rodearse de personas que le ayuden y le acompañen en este camino y estar al día de los avances. Como fuente de información puede consultar los libros médicos de Esaludate u otros organismos e instituciones oficiales como la Unidad de Investigación de la Sociedad Española de Reumatología. Este departamento ha puesto en marcha el proyecto EPISER 2016, cuyo objetivo es la realización de un estudio para conocer la prevalencia de la fibromialgia y otras enfermedades de índole reumática, así como ahondar e investigar en sus causas y posibles soluciones.
